lunes, agosto 21, 2017

Kokoro

Hoy releía “Kokoro” : Primera parte,  capitulo 23,

“Creo que esto les suele ocurrir más o menos a todos los que regresan a sus casas en las vacaciones. La primera semana siempre son tratados con mucho cariño y hasta mimo, pero, cuando se enfría esa etapa de entusiasmo inicial, la familia se acostumbra a la presencia de uno y acaba por ignorarle. Además, cada vez que yo volvía a casa, me traía de Tokio aspectos novedosos que mis padres ni apreciaban ni entendían. Lo diré con un ejemplo clásico, era como si trajera el olor del cristianismo a la casa de un confuciano. Por eso, lo que traía conmigo nunca armonizaba con mis padres”.


Me he sentido identificada respecto a cuándo regreso a casa de mi madre. Solo que yo diría: como si trajera el olor del taoísmo a la casa de un cristiano. 

No hay comentarios: